Este 14 de febrero se celebra el Día de los Enamorados. A horas de que comience esta jornada “romántica”, desde la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) advierten que se puede romper un corazón y que la expresión “me rompió el corazón” tiene un origen orgánico. “No es una leyenda; puede ocurrir y es importante saber de qué se trata para poder consultar a tiempo o ayudar a quien presenta estos síntomas”, indicaron.
La doctora Carolina Salvatori (MN 97.522), médica cardióloga y asesora del Consejo de Cardiología Clínica de la Sociedad Argentina de Cardiología, relató a modo de ejemplo uno de los episodios que detectó durante una consulta médica, en la cual advirtió que esta sensación se convirtió en una patología que se evidenció gracias a un electrocardiograma.
“Blanca, de 55 años, llegó a mi consultorio después de 2 años de estar muy angustiada porque tras un año de cuidar a su marido enfermo (que había fallecido hacía 3 meses), a pesar de no haberse sentido bien, los trámites y el cansancio retrasaron su consulta. Cuando le realizo el electrocardiograma, me quedo sorprendida al encontrar una cicatriz nueva en su corazón (un infarto). Empiezo a preguntar por síntomas: Blanca me relata que dos días antes de fallecer su esposo, y en el contexto de una internación, sintió un dolor muy fuerte en su pecho con una gran sensación de angustia, pensando y justificando su dolencia producto de la situación de estrés”, narró la experta.
Según señalaron, “este es uno de los casos que llegan al consultorio o a una guardia, donde tras una situación de estrés físico (una cirugía, intervención) o psíquico (separación, duelo, despido laboral, desastres naturales o muerte de mascotas, entre otras); es decir luego de emociones extremas, se pueden desarrollar un infarto”.
“Si bien la causa más frecuente de infarto de miocardio es la enfermedad aterosclerótica, producto de factores de riesgo cardiovascular (modificables) como la hipertensión arterial, dislipemia, tabaquismo, diabetes, obesidad, factores psicosociales, entre otros, o (no modificables) como antecedentes genéticos o la edad, existe el llamado ‘Síndrome de Takotsubo’ (también conocido por síndrome del corazón roto) o miocardiopatía por estrés, que fue descrita en los años 90 en Japón”, afirmó Salvatori.
En palabras de los expertos, esta patología tomó este nombre “por una vasija de forma abombada y con el cuello estrecho usada por los pescadores en ese país para atrapar pulpos, ya que es la forma que adquiere el corazón tras sufrir este tipo de injuria, donde se para y se afecta la punta del corazón”. Asimismo, indicaron que en el 85% de los casos reportados son mujeres postmenopáusicas, que, tras sufrir una situación de estrés inesperado (físico o emocional) presentan una liberación excesiva de adrenalina.
Este síndrome se caracteriza por tener una presentación similar a la del infarto de miocardio, con síntomas como dolor de pecho, falta de aire, electrocardiograma anormal, enzimas cardiacas elevadas y disminución de la irrigación del corazón, que en este caso no se debe a la oclusión de una arteria por un coágulo de sangre como en la enfermedad aterosclerótica.
“En el Síndrome de Takotsubo las arterias del corazón son casi siempre normales (confirmadas por un cateterismo, estudio que muestra el interior de las arterias), pero la parte del corazón afectada por la disminución del flujo de sangre (habitualmente la punta del corazón) suele contraerse inicialmente con menos fuerza. En la mayoría de los casos esta debilidad se recupera transcurridas algunas semanas y el corazón vuelve a contraerse normalmente”, señalaron los expertos mediante un comunicado.
Es por ese motivo que desde la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) resaltaron la importancia de “tener en cuenta que frente a una situación que nuestra mente considera amenazante, la adrenalina es liberada inmediatamente para prepararnos tanto para hacer frente a esa situación (lucha), como para evadirla o alejarnos (huida)”.
La adrenalina tiene efectos tanto sobre el corazón (causa taquicardia, que es el aumento de las pulsaciones) y un cierre sobre los vasos sanguíneos (vasoconstricción), produciendo, por ambos mecanismos, una disminución muy importante o directamente el cese del flujo de sangre que alimenta al músculo cardiaco
En este sentido, el doctor Julio C. Giorgini (MN 100.308), médico cardiólogo, miembro del Consejo de Aspectos Psicosociales y del Área Corazón y Mujer de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), explicó: “En otros casos en que la situación nos sobrepasa podemos incluso quedarnos ‘paralizados’ o perder el estado de conciencia (síncope), como parte de un mecanismo antiquísimo de afrontamiento a situaciones de estrés”.
Según un estudio publicado por la Asociación Americana del Corazón (AHA), existe una mayor incidencia de este síndrome en mujeres de mediana edad y también mayores, en una proporción 10 veces mayor que en hombres o mujeres más jóvenes. “Este estudio mostró el papel fundamental que tiene la conexión entre cerebro y corazón”, reflexionó Salvatori.
Asimismo, desde la Sociedad Argentina de Cardiología y la Fundación Cardiológica Argentina afirmaron que es posible cuantificar los niveles de colesterol, de presión y de glucemia, pero que es difícil cuantificar cuán estresada, deprimida o triste está una persona. “Sin ninguna duda, el corazón y las emociones están relacionados y lograr un buen manejo del estrés es tan importante como tratar aquellos factores ‘clásicos’ como la hipertensión, el consumo de tabaco, el azúcar en sangre o colesterol elevados o el sobrepeso”, indicaron.
Los expertos, incluso, resaltaron otro dato importante: después de los 50 años la incidencia de enfermedad cardiovascular en la mujer aumenta paulatinamente con el envejecimiento y llega a superar a la del hombre. Esto ocurre porque se pierde la protección que las hormonas femeninas generan sobre el sistema cardiovascular, ya que las terapias de reemplazo luego de la menopausia no han demostrado protección cardiovascular.
“Si bien la creencia popular es que la principal causa de muerte en la mujer es el cáncer de origen ginecológico, esto no es así”, aseguró Salvatori. Mientras que Giorgini completó: “La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en las mujeres, afectando a 1 de cada 3 mujeres, versus la mortalidad por tumores ginecológicos que se presenta en el 18% de los casos”.
Por otro lado, según Giorgini, “también tomadas como un conjunto, actitudes beneficiosas, como tener una mirada positiva de la vida, el optimismo, la meditación y el Mindfulness disminuyen un 18% el riesgo de sufrir un evento coronario”.
Con el Día de los Enamorados a horas de comenzar con su “jornada romántica”, los expertos señalaron la importancia de la relación entre el contacto físico y el corazón.
“Hay estudios que han demostrado que las caricias y abrazos generan un entorno seguro, una mayor conexión neuronal entre dos personas y mayor activación de la porción ventral del nervio vago, fortaleciendo los vínculos y el apego seguro (tanto en niños como en adultos). A nivel cardiovascular, la activación del nervio vago ventral (ubicado a la altura del vientre) estimula la acción parasimpática, aumentando la variabilidad y coherencia cardíacas y disminuyendo las pulsaciones (menos arritmias y taquicardia) y la presión arterial (menos hipertensión). En conclusión, ¡las caricias y los abrazos son buenos para el corazón!”, concluyó Giorgini.
Fuente: Infobae